Hemos considerado, en el aniversario 33 de la muerte trágica del General Omar Torrijos Herrera, importante editar en el blog "Tribuna Torrijista"el discurso del copartidario y ex presidente Martín Torrijos Espino mismo que contiene un sentido auto crítico que resalta los errores en la conducción del Partido.
En los dos gobiernos perredistas se observo como paulatinamente la institucionalidad del Partido se hizo a un lado consciente e inconscientemente y con ello el cumplimiento de los planes gubernamentales concebidos, por destacadas mentes torrijistas en los períodos pre electorales, gobernábamos con planes personales lejos de los objetivos partidario. Existían dos partido en uno: El PRD gobernante y el PRD de las masas y profesionales militantes e inconformes.
Para volver al torrijismo debemos que corregir conductas y actuaciones. Mantenernos cerca del Pueblo y no solamente compartir con nuestra gente en épocas electorales.
Para volver al torrijismo debemos rendir tributo a la mística y perseverancia de los militantes que se han mantenido en el Partido a través de los años , precisamente en épocas en donde se impuso el clientelismo.
Para volver al torrijismo debemos administrar del Partido con participación de leales militante y con el perfil adecuado para las diversas tareas que están definidas en nuestros estatutos.
Para volver al torrijismo debemos reactivar y fortalecer nuestras escuelas de formación política poner funcionamiento las distintas comisiones que deben estar vigentes para evaluar y proponer acciones gubernamentales en todo momento.
Dirección del Colectivo "Relevo Torrijista de San Miguelito y Más"
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Intervención de Martín Torrijos el jueves 31 de julio de 2014
En los dos gobiernos perredistas se observo como paulatinamente la institucionalidad del Partido se hizo a un lado consciente e inconscientemente y con ello el cumplimiento de los planes gubernamentales concebidos, por destacadas mentes torrijistas en los períodos pre electorales, gobernábamos con planes personales lejos de los objetivos partidario. Existían dos partido en uno: El PRD gobernante y el PRD de las masas y profesionales militantes e inconformes.
El PRD es un partido democrático porque es participativo e incluyente ;y solidario porque su esfuerzo va dirigido a los sectores más necesitados del País. |
Para volver al torrijismo debemos que corregir conductas y actuaciones. Mantenernos cerca del Pueblo y no solamente compartir con nuestra gente en épocas electorales.
Para volver al torrijismo debemos rendir tributo a la mística y perseverancia de los militantes que se han mantenido en el Partido a través de los años , precisamente en épocas en donde se impuso el clientelismo.
Para volver al torrijismo debemos administrar del Partido con participación de leales militante y con el perfil adecuado para las diversas tareas que están definidas en nuestros estatutos.
Para volver al torrijismo debemos reactivar y fortalecer nuestras escuelas de formación política poner funcionamiento las distintas comisiones que deben estar vigentes para evaluar y proponer acciones gubernamentales en todo momento.
Dirección del Colectivo "Relevo Torrijista de San Miguelito y Más"
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Intervención de Martín Torrijos el jueves 31 de julio de 2014
VIGENCIA DEL
TORRIJISMO
Intervención
31 de julio de 2014
Fundación
Omar Torrijos
Martín Torrijos
Espino
I.
Recuerdo que en la
mañana del 31 de julio de 1981, recibí una llamada pidiéndome que fuera a casa
de mi padre. Fue el inicio de uno de los
días más difíciles que me ha tocado vivir.
De la llamada a la noticia transcurrieron pocos minutos.
Siempre abrigamos que apareciera en otro lugar o en otro país, pero no fue
así. Su muerte llegó camino a Coclesito.
Tenía solo 18 años y
perdí al padre, al amigo, el compadre y al guía. Y al igual que yo, miles de panameños
compartimos el dolor y la incertidumbre de ese momento.
Por años me tocó
aceptar lo duro de sentir que ya no estaba entre nosotros. Me tocó ver a gente humilde que pasaba por su
tumba en Amador con una flor en la mano y una oración en sus labios. Como también aprendí a valorar la lealtad de
personas como Chuchú… como Rómulo, como Edwin Fábrega, como Gerardo… y otros en
los que reconocí su inquebrantable lealtad.
Aprendí, con amargura las lecciones de la ambición y lo cómodo que
resultaba para algunos tener memoria selectiva.
Recuerdo que fue la época
donde, firmados los tratados, iniciaba el repliegue, el proceso democratizador
y la cuenta regresiva para que Panamá tomará posesión soberana de su Canal.
También era la época
en que el general Torrijos entra en la geopolítica con su solidaridad con las
luchas de liberación en Centroamérica y en el reconocimiento de los países del
tercer mundo.
Omar Torrijos hizo
valer la dignidad, supo convocar a una nación.
Y también fue un
maestro: de allí que cada lección,
más que una receta de dogmas, era una acumulación de experiencias que vivía de
forma tan igual a su pueblo que, aún hoy, gente que no lo conoció cree en él.
De allí que supo
interpretar anhelos individuales y sueños colectivos como nadie.
De allí su capacidad
de entender que las reivindicaciones y las transformaciones las unen, no la
edad, sino los sentimientos.
Por eso habló del
alpinismo generacional con desprendimiento.
Por eso sumó a jóvenes y viejos con la seguridad que no unía edades sino
voluntades.
Por eso cuesta creer
que ahora lejos de unirnos empezamos por clasificarnos por orden cronológico,
por descalificarnos entre ricos y pobres, ignorando la disyuntiva entre la
decencia, la inmoralidad y el talento, y el cinismo y el pragmatismo que se
esconden tras el juega vivo.
La realidad es que
Torrijos recuperó lo político sobre lo económico y reivindicó el valor de la
dignidad frente al dinero.
Este es el corazón
del ideario del general Torrijos y del cual tenemos que sentirnos muy orgullosos.
II.
Y es que Omar
Torrijos sembró raíces tan profundas que, a pesar de todos nuestros errores, de
todo lo hecho por propios y extraños para erradicarlas, estas resisten y
sobreviven como proyecto de poder popular y ciudadano.
Plantearse
que hay que volver a ellas, sin analizar la responsabilidad que nos cabe por el extravío en que hemos terminado, hoy
treinta y tres años después. Constituye una aseveración desconsiderada e
irrespetuosa.
Si
aceptamos que además se introduzca el resentimiento o el odio social dentro de
las filas del Torrijismo, como explicación para lo que hoy vivimos. Estaríamos validando
el hecho que en la práctica el rango se impusiera sobre la jerarquía.
Estaríamos desconociendo que se requiere
de autoridad moral y ética para erradicar las prácticas políticas que han
envilecido nuestro quehacer y desfigurado nuestro proyecto de poder.
Tanto es
así que no solo nos castigan con su voto, sino que ya muchos no se ven representados en nosotros
y en ocasiones siento que ni nosotros mismos sabemos qué representamos.
Somos
los dirigentes los que hemos fallado.
Por eso
en esta fecha nos corresponde evaluar, con valentía y honradez, con
desprendimiento y con firmeza, por qué treinta y tres años después estamos
aquí, en medio de una crisis tan innegable como compleja.
Compleja
porque no es únicamente nuestra, y no es suficiente para empezar a resolverla pensar
que solo debemos volver a ser. Tenemos además el compromiso de volver a ser lo que debemos ser.
Esta
crisis evidénciala la fatiga del orden social, evidencia el retorno de las fuerzas que Omar Torrijos
ubicó en su papel y en su justa dimensión.
Hemos
permitido, con nuestras acciones y con nuestras omisiones, que el poder económico domine de manera hegemónica
la política nuevamente
Vivimos
la crisis de un sistema político, social y económico que en manos de una
oligarquía arropada dentro del autoritarismo democrático, recién vivido, ha
revelado falencias y miserias que los torrijistas no debimos haber tolerado,
mucho menos ser sus cómplices.
Tenemos
la obligación de corregir nuestros entuertos.
Tenemos
el deber de ganarnos la confianza de nuestro pueblo. Y de convertirnos
nuevamente en esa fuerza capaz de interpretar las aspiraciones sociales y
transformar un sistema político decadente de forma plural y democrática.
Y en
este nuevo recorrer es indispensable recuperar las dos cualidades que hicieron
grande a Omar Torrijos: la moral y
la decencia, las dos joyas más preciosas de su escala jerárquica.
Si nos preciamos
de ser los herederos de Omar Torrijos, entonces no vale el individualismo, el egoísmo, el
clientelismo, el pragmatismo y, lo que ofende más la memoria de Omar Torrijos, no
podemos aceptar que sea el sonido de las
cajas registradoras lo que impida el desarrollo de lo que debemos ser.
Porque
si seguimos infectados por el virus de la avaricia nos aniquilan, y eso no está permitido.
Como también
está prohibido que matemos otra vez al
general Torrijos, por nuestros egoísmos, por nuestra inmadurez o por nuestra
incapacidad de aceptar nuestros errores, que dicho sea de paso, iniciaron el
propio 31 de julio de 1981.
III.
Estimados amigos:
En Omar Torrijos está
el camino para que Panamá sea un país incluyente, justo.
En nuestra capacidad
de reconstruir con desprendimiento, creatividad y coraje el país plural está la
clave del tránsito hacia el futuro.
Esa es su herencia,
millonaria en ideas, no en la avaricia.
Ese es su legado, el
país donde lo político equivale a lo humano y donde las riquezas se comparten
como la esperanza.
El torrijismo es
estar del lado de la decencia. El torrijismo nos debe inspirar para luchar
contra la corriente y vencer.
En ese pensamiento
existe la sabiduría para encabezar las transformaciones que reclaman estos
nuevos tiempos. Tiempos que exigen
innovar y ampliar las formas de participaciones sociales, políticas y también
compartir los logros de una economía creciente.
Yo sé que los
torrijistas consecuentes estarán a la altura de las circunstancias.
Yo confio en que
seremos capaces de cruzar el puente que nos llevará del pasado al futuro. Con el
mismo orgullo, la misma satisfacción del deber cumplido y con la fuerza moral
que reconoce la sociedad en quienes legítimamente se comprometen con sus
mejores intereses.
Esa es la apuesta de
esta generación, que no se clasifica ni por tamaño ni por edad, la que sabrá
identificarse nuevamente en base a sentimientos y valores, y no en base a quien
empuja más a la división.
El torrijismo es un
compromiso compartido, es la nueva cima por conquistar es la responsabilidad de
todos.
El legado inmortal
del panameño más lúcido de todos los tiempos.
Que dejó sobre
nuestros hombros una responsabilidad ineludible, con Panamá.
A Omar Torrijos le
decimos hoy, aquí, que esa responsabilidad histórica los torrijistas la vamos a
cumplir.