viernes, 21 de octubre de 2011

Un país enredado por sus propios gobernantes











Ricardo Martinelli
Un serio  cuestionamiento del ejercicio
del poder político para beneficio personal,
tanto de funcionarios o de terceros cercanos
al poder.



Viernes 21 de octubre de 2011

La Bitácora
Dr. Ebrehim Savat

En Panamá deberíamos estar analizando y opinando sobre el impacto del Tratado de Promoción Comercial (TPC) con Estados Unidos. Después de la ratificación por el Congreso y el Senado norteamericano del Tratado Torrijos-Carter en el año 1977 es la primera vez que un asunto bilateral entre ambos países pasa por el filtro de su Órgano Legislativo.

A diferencia del tratado Torrijos-Carter, la aprobación del TPC con Panamá casi no tuvo objeciones. La votación fue ampliamente favorable. Tanto demócratas como republicanos le dieron el voto favorable. Por su singularidad debió ser objeto de una amplia discusión y análisis en los medios panameños. Quizás también porque todo el proceso de implementación que vendrá próximamente para adecuar las leyes panameñas a los acuerdos bilaterales es de interés de todos.

La implementación requerirá una gran modificación de leyes existentes y quizás también cambios en algunas disposiciones constitucionales. Pero nada de eso ha sido tema de discusión.

Nosotros en Panamá estamos envueltos en una reiterada discusión sobre la integridad moral de nuestros gobernantes. Un serio cuestionamiento del ejercicio del poder político para beneficio personal, tanto de funcionarios o de terceros cercanos al poder. Este cuestionamiento reiterado no ha sido objeto de análisis ni discusión a lo interno del gobierno.
Las autoridades elegidas se han dedicado a defender los actos en cuanto a forma o dejar que el asunto se desvanezca de la opinión pública por la creación de otros actos paralelos.
Las conductas políticas reflejan una amoralidad nunca antes vista y las investigaciones se interpretan como ataques políticos de opositores menoscabando la obligación de todo funcionario a la rendición de cuentas. Es así como el nombramiento de familiares se interpreta como el nombramiento de "gente de buen linaje" o las transferencias gratuitas de tierras con playas, un ataque a Mamá y Papá. Hechos que nadie estaría a favor.
Nombrar a gente de buen linaje está muy bien, siempre y cuando, no sean los familiares de uno. De igual forma atacar a Mamá y Papá está muy mal siempre y cuando no estén envueltos en operaciones dudosas. Esto en realidad se sale de lo normal y es lo innovador de Cambio Democrático. No es que otros partidos no hayan hecho cosas similares, quizás sí, pero en silencio y sin justificar que lo que se ha hecho está bien o que no lo ha hecho uno, sino los familiares.
Yo no puedo creer que alguien piense que vender un parque pueda pasar desapercibido. O que adjudicarse 54 hectáreas de playa de forma gratuita no será objeto de cuestionamiento popular. O que nombrar a toda su parentela en el Ministerio no genera disconformidad, reproche o rechazo.
Aquí estamos estableciendo nuevas marcas nacionales en corrupción, falta de transparencia, negligencia o torpeza y mala intención. Al final espero que los resultados de esta gestión no determinen que ese fue el verdadero cambio.

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